Pasos en la nieve en un callejón de una pequeña ciudad londinense. Tres figuras que de lejos podrían parecer vagabundos forman un pequeña reunión. Pero si nos acercamos vemos que no son tales. Uno de ellos viste una larga túnica blanca. El segundo una bata verde de bordes blancos y coronada por una rama de acebo. Y el ultimo con un atuendo fino y negro que cubre su cuerpo y su rostro. Prendas del todo inapropiadas para el gélido invierno británico. Forman un círculo alrededor de un pequeño fuego, aunque no parecen acercarse mucho ni sentir necesidad de que caliente sus cuerpos.
Si nos acercáramos podríamos escuchar la siguiente conversión:
- Hola, hermanos, siento haberos citado con tanta premura. - Comenta el primero
- No pasa nada, hermano, ¿Que ocurre? Como sabes, los hombres son muchos y por tanto también nuestras tareas- Responde el segundo, mientras el tercero se limita a asentir con la cabeza.
- Veréis, hay una persona especial que necesita nuestra ayuda, toda la ayuda posible y deberíamos hacerle una visita cada uno de nosotros.
- ¿Y porque es especial? - Objeta el segundo.
- Porque alguien contará su historia, porque otro la escuchará y porque un tercero la escribirá en papel, y es una persona de corazón tan duro y egoísta, que muchos hombres se conmoverán al leerla....
- ¿De verdad? -Volvió a objetar- Los libros y las palabras muchas veces han cambiado a la historia pero pocas veces a mejor, casi siempre les sirven para reafirmarse en sus locas ideas y cerrar los oídos y sus corazones a otras nuevas...
- Créeme, hermano quien pondrá esta historia en palabras es especial, no es hombre corriente ni sus libros lo son, se limitará a dar testimonio y no ha verdad mas bella ni convincente que esa
- De acuerdo, hermano, seguiré tu consejo, esta noche tan especial recibirá nuestras visitas, tu serás el primero y yo el segundo, y el -citando a la misteriosa figura que aún no había pronunciado ni una sola palabra, será el último, como se llama esa desdichada alma?
- Scrooge, Ebenezer Scrooge,....
El resto queridos lectores ya lo conocéis.
Y espero como esperaba el fantasma de la navidad pasada que volváis a leer al menos una vez ”Cuento de navidad”, y que os conmueva como tantas veces lo ha hecho a este humilde narrador.
Feliz navidad y que seáis tan bienaventurados como consiguió serlo el viejo Scrooge.
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